Paterna: Flamenca y Cantaora

Hoy en día es un hecho prácticamente aceptado por la mayoría de los investigadores del flamenco que el cante por Peteneras tiene su origen en Paterna de Rivera (Cádiz). Pero Paterna no solo es la Cuna de la Petenera; el cante flamenco es una de sus principales manifestaciones culturales, tan arraigado entre su gente, que ha dado todo un elenco de importantes cantaores de renombrada fama. Y es que el Flamenco y la Petenera son señas de identidad cultural de este blanco pueblo gaditano.

Desde su fundación, “El Alcaucil”, en su afán por recuperar el rico acervo cultural de nuestro pueblo, ha venido desarrollando numerosas actividades en torno al cante, la petenera y la promoción de artistas y aficionados locales. Continuando esta labor de difusión y promoción esta asociación pretende ahora abrir este espacio dedicado al flamenco en Paterna con especial interés en sus cantaores y al cante que le da fama, la Petenera.



14/9/08

SOBRE LAS PETENERAS Y PATERNA

Artículo presentado al Concurso de Exaltación de la Petenera o Investigación de su Cante en 2001


Tradicionalmente se ha considerado a Paterna como Cuna de la Petenera desde que Demófilo en su Colección de Cantes Flamencos, publicada en 1881, así lo afirmara apoyándose en el testimonio del cantaor jerezano Juanelo, quien asesoró al padre de los Machado en su estudio sobre los cantes. Mucha polémica se ha suscitado a partir entonces en cuanto al origen de la Petenera, poniéndose en tela de juicio la afirmación de Juanelo. Sin embargo Demófilo no solo se apoya en Juanelo, quién incluso llegó a escuchar a la Petenera, hecho por sí solo evidente, también nos dice que “convienen todos los cantaores en que son antiguas y en que deben su origen a una cantaora de flamenco llamada Petenera”.

Coetáneo y amigo de Demófilo, Francisco Rodríguez Marín señala (Blanco y Negro, Dic.-1897) que “entre los que a mediados de este siglo (XIX) cantaban, no para divertir sus penas, sino para buscarse la vida... en tertulias, tabernas y cafés figuraba, con muy bien ganado derecho, la Petenera, de cuyo nombre de pila no se ha conservado memoria. Había nacido en Paterna de Ribera (provincia de Cádiz), cantaba como los ángeles a decir de los aficionados y la llamaban la Petenera... Bien pudo Juanelo, que la conoció y admiró, hablar del físico de ella a mi buen amigo Machado y Álvarez,...”.

Meses después de publicar Demófilo su Colección de Cantes Flamencos, su amigo Hugo Schuchardt, que había estado en Andalucía en 1879, daba a conocer en una revista filológica alemana su aportación a la investigación del flamenco con “Dies Cantes Flamenco”, que no sería traducido completamente al español hasta 1990. Shuchardt nos dice referente a las peteneras: “Aunque no puedo dar una explicación acertada de la etimología de esa palabra, en cualquier caso considero que son especialmente legendarias las epónimas cantadoras Paternera (del pueblo de Paterna de Rivera) y Soledad, por las que se llaman a las canciones la petenera y la soleá”. Admite pues la existencia de una cantaora llamada Paternera, de Paterna de Rivera, pero no la mujer a la que se refieren las letras del mismo nombre, “pues en ellas (las letras) tan solo se ha personificado la melodía que encanta a todo el mundo”.

Sin embargo las peteneras eran conocidas en Andalucía mucho tiempo antes de que se pusiesen de moda en Sevilla en 1879. La referencia más antigua que teníamos de las peteneras, hasta no hace mucho tiempo, databa de Noviembre de 1845, fecha en que Serafín Estébanez Calderón, “El Solitario”, publicaba por primera vez en las páginas de El Siglo Pintoresco su famosa Asamblea General, en la que nos relata una fiesta en Triana. En dicha fiesta participa una gitana de Cádiz, procedente del otro lado del mar, llamada Dolores que “entre las cosas que cantó, dos de ellas fueron muy alabadas. Erase una la Malagueña por el estilo de la Jabera, y la otra ciertas coplillas a quienes los aficionados llaman Perteneras... Tocante a las Perteneras, son como seguidillas que van por aire más vivo, pero la voz penetrante de la cantaora dábanles una melancolía inexplicable”.

Quizás fue esa Dolores la célebre Petenera de la que todos hablarán posteriormente, sin embargo, muy lejos de Andalucía, el 30 de Octubre de 1844, el Diario de la Habana recogía la noticia de que en el Gran Teatro de Tacón de Cuba un grupo de bailaores, a la conclusión de una comedia del género andaluz, pondrán en escena la función “La Petenera Gaditana”, que será cantada, acompañándose de una guitarra, por Agustín Reyes que, recién llegado de Cádiz, ha cosechado un gran éxito con este género de canciones en sus teatros. Tenemos aquí una prueba de que ya en Cádiz, en fecha anterior a la Asamblea General de Estébanez Calderón, las peteneras, aún no aflamencadas, se cultivaron con bastante éxito en sus teatros. Y es que el mismo Estébanez no dice que la gitana cantaora de esas primitivas peteneras, la Dolores, y su comparsa de Espaletilla, Enriquillo, el Granadino, la Mosca y demás zaransajas., venían de Cádiz y allende el mar.

Juzgamos como muy sugerente este anuncio del periódico cubano, dado a conocer por Ortiz Nuevo, pues creemos es lo suficientemente explícito en relación al origen de la petenera, ¿de qué otro pueblo podía ser La Petenera Gaditana sino del nuestro?.

Esta noticia de prensa nos indica que la Petenera era tan conocida que incluso sirvió de fuente de inspiración para ser llevada a los teatros en pequeñas piezas de género andaluz basadas en canciones, bailes y música de nuestra región. Ya Schuchardt en sus “Die Cantes Flamencos” recogía el testimonio de una señora que, nacida en ultramar, recordaba haber oídos peteneras en su niñez. Esto no es nada extraño, pues fueron muchos los andaluces, también paterneros, que partieron a las Américas tras su descubrimiento y, con ellos, también su música, canciones, romances, costumbres, etc. influyendo sobremanera en la aparición de numerosos géneros musicales americanos. En Méjico aún hoy en día, por influencia de esas peteneras andaluzas que viajaron con los marinos, soldados y comediantes españoles se conservan unos sones con el nombre de Peteneras cuyas letras son muy similares a las nuestras flamencas.

Reconocidos investigadores de la lírica tradicional andaluza han comprobado su influencia en las letras del cante flamenco, constatando la semejanza temática y textual de numerosas coplas flamencas con composiciones recogidas en los cancioneros poéticos y musicales desde los siglos XV y XVI. Así mismo se ha verificado la importancia del romancero en el origen de considerables letras del cante flamenco. Esto ha sido posible gracias a la trasmisión generacional de todas estas manifestaciones populares.

Aunque muy discutido y abierto el origen de las peteneras, dada la participación que hubo de tener en la gestación del cante flamenco las canciones populares, tonadas, villancicos, romances, etc., y la pervivencia en Paterna de muchas de estas expresiones populares de la tradición oral, creemos interesante ahondar en el estudio de las influencias de la lírica popular y el romancero en la creación y desarrollo de las peteneras, sin descartar otros posibles orígenes no excluyentes.

Al hilo de esta apreciación Estébanez Calderón se refiere a las perteneras como ciertas coplillas que son como seguidillas que van por aire más vivo. Por otra parte, Demófilo incluye a las peteneras, frente a ciertas tonadillas como alegrías y juguetillos, entre los cantes flamencos, debido a ese carácter de canción popular que disfrutaba en el último tercio del siglo XIX y a su amplia generalización en teatros, operas, fiestas, etc.

También Schuchardt, que consideraba la “música flamenca” como el modo de cantar e interpretar la gran variedad de poesías populares andaluzas, nos refiere en 1881: “Me sorprende que Demófilo incluya la petenera (como cante flamenco), que considero poco flamenca. Este aire no es por lo demás especialidad de “cantaores” sino que lo canta todo el mundo, incluso las damas distinguidas al piano y las cantantes de buenos teatros en los entremeses”, apuntando que “Demófilo debería haberse dado cuenta de que pertenera es la forma más originaria (así lo he encontrado en otras ocasiones)”, incluso compara la popular letra de “Quién te puso petenera / no te supo poner nombre...” con la canción popular “Quien te puso por nombre Paca / no te supo poner nombre...” recogida en “Cuentos y poesías populares andaluces” por Emilio Lafuente en 1865.

Letras parecidas a conocidas peteneras también se recogen en otros cancioneros populares como la de Señor alcalde mayor (en Foulché-D. “Seguidilles anciannes” nº 117 y 120, p. 318. Revue Hispanique, 8, 1901) , o La Petenera se ha muerto, (“La República se ha muerto” en Cantos Populares Españoles de Rodriguez Marin, 1881; y “El Cerandero se ha muerto” en los cancioneros extremeños).

Muy significativo es que José de los Reyes “El Negro” cante el romance “Monja a la Fuerza” utilizando la línea melódica de la petenera, máxime si su padre, apodado “Tío Juan el de Paterna”, y del que aprendió muchos de esos antiguos romances que él cantaba, vivió en nuestro pueblo; de ahí el mote. ¿Podría haber recogido “Tío Juan del de Paterna” de la transmisión oral de nuestro pueblo ese romance, cuyo tema aparece como “Chiste de una monja” ya en 1550-1551 en Silva de Romances?. Posiblemente, pues en Paterna aun persisten una rica y variada muestra de antiguos romances. Ya Estébanez Calderón en 1831 se lamentaba en otra de sus Escenas Flamencas, Un Baile en Triana, de que solo en la serranía de Ronda y en tierras de Medina y Jerez, donde nos incluimos, se podían aún oír antiguos romances moriscos musicados como el de Gerineldos, en el que algunos flamencólogos ven indicios de ser su melodía precedente de las peteneras.

Mucho queda por investigar sobre las peteneras en particular y el flamenco en general, haciéndose necesario ahondar más en la documentación que nos pueden proporcionar los archivos y hemerotecas, frente a dogmas preestablecidos.

Grupo de Investigación del Flamenco en Paterna “El Alcaucil

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