Paterna: Flamenca y Cantaora

Hoy en día es un hecho prácticamente aceptado por la mayoría de los investigadores del flamenco que el cante por Peteneras tiene su origen en Paterna de Rivera (Cádiz). Pero Paterna no solo es la Cuna de la Petenera; el cante flamenco es una de sus principales manifestaciones culturales, tan arraigado entre su gente, que ha dado todo un elenco de importantes cantaores de renombrada fama. Y es que el Flamenco y la Petenera son señas de identidad cultural de este blanco pueblo gaditano.

Desde su fundación, “El Alcaucil”, en su afán por recuperar el rico acervo cultural de nuestro pueblo, ha venido desarrollando numerosas actividades en torno al cante, la petenera y la promoción de artistas y aficionados locales. Continuando esta labor de difusión y promoción esta asociación pretende ahora abrir este espacio dedicado al flamenco en Paterna con especial interés en sus cantaores y al cante que le da fama, la Petenera.



24/10/08

MISTERIO EN TORNO A UNA MUJER


Articulo presentado por D. Teodoro Pecino García al Primer Concurso de Artículos Periodísticos de Exaltación a la Petenera 3er. Concurso Nacional de Cante por Petenera en 1.974.


Se lamenta una guitarra, la voz de un "cantaor" rompe el silencio y por el aire se escucha : "Quién te puso Petenera. .."

Paterna, rincón gaditano, situado geográficamente en el centro de la provincia, azotado por el levante, como único producto del sudor de sus habitantes, tuvo que ser la cuna de una mujer que nos dejó el regalo de un cante: La Petenera, mezcla de embrujo y dolor, triunfo y tristezas, amores y muertes, en realidad un misterio que hizo cante.
Yo la definiría como "el lamento de una guitarra y el llanto de una garganta." Reza la letra :
De las gargantas llorando
brota siempre este cantar
"pa" que el mundo entero sepa
que he muerto de tanto amar.
Y verdaderamente, ¿quién no se acuerda de su primer amor, de un desengaño, de una pasión inalcanzable, cuando escucho una guitarra que se lamenta y una garganta que llora por peteneras?

Se ha hablado mucho sobre ella, que si fue una mujer de bandera... que si la suerte la volvió la espalda..., que si su muerte continúa siendo un misterio..., e incluso dicen que trae mala suerte ya que los gitanos no gustan cantar de ella pues su espíritu supersticioso les hace creer que es "Mal fario” .

Yo creo que la petenera es el romanticismo del cante. El pueblo canta:
Pregonero del amor
te llevo en mi pensamiento
eres aire que alimenta
el fuego de mis tormentos.

Pero, ¿quién fue realmente la Petenera? ¿Qué extrañas circunstancias concurrieron en la vida de esta mujer que dejó en su testamento , el tesoro de un cante que conmueve a quien lo escucha?

Curioseando, en mi desordenada biblioteca, encontré un libro titulado "EI porqué de los dichos" , de José Mª Iribarren y dentro de él hay un trozo de otro libro editado en Sevilla en 1906, bajo el título de " Las chilindradas" dedicado por su autor Rodríguez Marín a la Petenera, de la cual hace un somero retrato, que me ha ayudado a esclarecer un poco, lo que todavía en 1974 continua siendo' un misterio en torno a una mujer y un cante. Dice: "entre los que a mediados del este siglo cantaban no para divertir sus penas, sino para buscar la vida... en tertulias, taberneras y cafés figuraba, con muy bien gana do derecho, la Petenera, de cuyo nombre de pila no se ha conservado
memoria.

Había nacido en Paterna de la Rivera (provincia de Cádiz), cantaba como los propios ángeles a decir de los aficionados, y la llamaban la Petenera, porque de paternera dicen los andaluces petehenera (algo aspirada la hache) y de petehenera a petenera va un paso corto que mis paisanos salvan muy fácilmente.

La Petenera que dio nombre a tan soberbio cante debió ser muy guapa moza... De que la Petenera fue una hembra juncal dan testimonio estos cantares, seguramente inspiradas de amantes desdeñados y de mujeres celosas:

Quien te puso petenera
no te supo poner nombre
que te debía haber puesto
la perdición de los hombres.
¡La petenera malhaya
y quien la trajo a la tierra
que la petenera es causa de
que los hombres se pierdan
¡Petenera de mi "vía" !
¡Petenera "er” corazón!
por curpa de la petenera
estoy pasando dolor.

No sé dónde ni cuándo murió la Petenera pero sí que su muerte fue muy sentida, a juzgar por esta copla:

La Petenera se ha muerto
y la llevan a enterrar
y por las calles no cabe
la gente que van detrás.

¡Pero la Petenera no ha muerto! ¿Misterio?, os preguntaréis y diréis que es un misterio y acertaréis plenamente, la Petenera no ha muerto no puede morir, sigue viviendo, flotando en el aire de su pueblo natal, Paterna de la Rivera, pueblo en donde en cada hogar, puerta o calle se respira el aroma de su personalidad definida en cante.

Paterna de la Rivera, se siente orgulloso se tener una hija como ella y como prueba del cariño que por ella siente, es este, cada vez más famoso y completo homenaje en su calidad de nacional y que lleva por nombre "Concurso de cante por peteneras".Guapa y cantaora, nacida en Paterna de Rivera, cuya muerte fue una manifestación de dolor popular, “La Petenera" ,fue una de las faraonas en el arte del cante cuya fama rebasa la efímera gloria de las estrellas para entrar en el ámbito del mito.

16/10/08

EL FLAMENCO EN PATERNA DE RIVERA

Colaboración del Grupo de Investigación del Flamenco en Paterna de "El Alcaucil" en el libro "LAMENTO DE UN HOMBRE DE CAMPO. NIÑO DE LA CAVA" de Manuel Rosado Sánchez. Editado por C.E.I.P. "El Alcaucil". Paterna. 2001.

Paterna desde sus orígenes ha sido un pueblo con una rica tradición oral y, a pesar del paso del tiempo y los cambios producidos en las costumbres, las tradiciones, los modos de vida, etc. de su gente, ha mantenido su cordón umbilical con esas raíces culturales de antaño que hoy en día conforman las señas de identidad de esta singular población de la campiña gaditana.

Ejemplo, entre otros muchos, de esas profundas raíces de nuestro folklore es una antiquísima tradición, casi un ritual, cuyo remoto origen se pierde en la lejanía de los tiempos y que ha perdurado hasta no hace muchos años en Paterna. Se trata de la curación de la picadura de la tarántula, en la que la persona afectada, con el fin de expulsar el veneno a través del sudor, danzaba durante horas y horas al son de una guitarra: era el Baile de la Tarántula. Todavía los mayores recuerdan a Vigilia y Moreno, guitarrista paterneros, que allá por los años 30 intervenían en este arcaico ceremonial, alternándose ambos en el toque para no parar el son de la música.

Paterna atesora aún en la actualidad una importante y variada muestra de romances, canciones infantiles, adivinanzas, refranes, oraciones a los santos, cuentos, leyendas, chascarrillos, tonadas, canciones populares, cantos, danzas, etc., aprendidos y transmitidos de generación en generación fruto de las interacciones sociales en la familia, en las reuniones, en las fiestas, en el trabajo... Todas estas expresiones orales constituyen elementos de gran importancia en nuestro ámbito cultural y han sido factores esenciales en las relaciones personales y colectivas de la gente de Paterna y de los pueblos vecinos.

Pero quizás sea en el Cante Flamenco donde la riqueza tradicional de nuestro pueblo se ha hecho más manifiesta, con una importante repercusión en la vida social, cultural e incluso económica. Muchos son los factores que han influido en esta tradición cantaora de Paterna, desde el ser considerada Cuna de la Petenera hasta el dar cantaores de la talla de “El Perro de Paterna", “Rufino de Paterna” y “Niño de la Cava”.

Las primeras manifestaciones del cante flamenco aparecen a finales del siglo XVIII siendo el XIX la época de su difusión con la aparición de los cafés cantantes y las grandes figuras que van a consolidar este arte. Paterna en esta época es un pequeño pueblo de la campiña, en el centro de la provincia, con una economía eminentemente agrícola-ganadera y con una población bastante dispersa por sus campos. Mantiene estrechas relaciones con Jerez, Cádiz, Puerto Real y El Puerto de Santa María, cunas del cante junto con Triana, por medio de calesas y diligencias diarias así como por los arrieros con sus reatas de mulos y carretas que van a llevar a estas ciudades productos como carbón, cereales, huevos, caza, paja, harina, agua mineromedicinal en damajuanas, etc. y a traerse pescado, vino, ultramarinos, sal, etc.

Desde mediados del siglo XIX Paterna es un punto de atracción para los pueblos vecinos y las ciudades de la bahía; las excelentes propiedades curativas de sus balnearios (Fuente Santa, Gigonza, Concepción) y manantiales de aguas sulfurosas diseminados por sus alrededores (Visillo, Cañahonda, Ruano, El Gato, etc.) atraen cada vez a más gente en busca de sus salutíferos efectos y milagrosas curaciones.

En torno a los balnearios florecerá un entramado social y económico que activará la tranquila vida de este pueblo: surgen pensiones, fondas como el “Circulo de Bañistas”, casinos, tabernas, tiendas, etc., se intensifica el comercio y las comunicaciones con los pueblos de la bahía de Cádiz y del entorno, acuden importantes médicos y personalidades...; es la época de mayor esplendor de Paterna. Al dinamismo social que durante la temporada de baños disfrutaba este pequeño pueblo de 500 casas y uno 3200 habitantes contribuirán también las actividades de esparcimiento y ocio para los vecinos y visitantes, en la que a buen seguro no faltó el cante flamenco en tabernas, casinos, fondas así como en festividades, ferias, celebraciones, etc.

Sabemos que en el Balneario de Gigonza, muy vinculado a Paterna social y económicamente y a tan solo 3 Km. de distancia, los bañistas diariamente, tras el paseo por los alrededores y la misa del rosario en la capilla, se congregaban por las noches en el casino o salón de reuniones donde se recreaban conversando, jugando a las prendas, al billar o escuchando canciones a piano entonadas por algún sirviente o sirvienta o acompañadas a la guitarra. Eran actividades lúdicas frecuentes, sobre todo en las festividades como la del Carmen, patrona del Balneario, la celebración de bailes, representación de comedias en improvisados teatrillos, conciertos y coros de voces, e incluso corridas de toros y carreras de cintas, entre otras. También el cante flamenco estaría entre las distracciones de los bañistas, sobre todo en el último tercio del siglo XIX en que en las ciudades de la Bahía y en Jerez, de donde proviene la mayoría de bañistas, están de moda y proliferan las actuaciones de cantaores en los cafés cantantes.

De gran importancia social y económica para Paterna en este siglo XIX serán sus dos ferias anuales de ganado, una en primavera y otra en septiembre. Aunque el objeto principal de las ferias eran las transacciones comerciales, no por ello faltaba la diversión, siendo el cante y el baile actividades fundamentales en las casetas improvisadas con palos y sombrajos de cañas, paja o telas. Las operaciones mercantiles, eminentemente a base de productos agrícola-ganaderos, aunque también se comercializaba género extranjero, atraían a un gran número de concurrentes a participar en estas transferencias, bien como compradores, bien como vendedores, siendo significativa la presencia de numerosos gitanos, maestros en el arte del trato de ganado, que animaban la feria con sus cantes y bailes.

Por otra parte en Paterna y sus campos se establecieron familias gitanas, y así en los libros sacramentales de los siglos XVII, XVIII y XIX de la Iglesia de Paterna son frecuentes apellidos gitanos como de los Reyes, Santos, Montoya, Heredia, Jiménez, Ortega, Vargas, etc. con los característicos oficios de herreros, arrieros, etc.

Tradicionalmente se ha considerado a Paterna como Cuna de la Petenera desde que Demófilo en su Colección de Cantes Flamencos, publicada en 1881, así lo afirmaba apoyándose en el testimonio del cantaor jerezano Juanelo, que asesoró al padre de los Machado en su estudio sobre los cantes. Mucha polémica se ha suscitado desde entonces en cuanto al origen de la Petenera, poniéndose en tela de juicio la afirmación de Juanelo. Sin embargo Demófilo no solo se apoya en Juanelo, quién incluso llegó a escuchar a la Petenera, hecho por sí solo demostrativo, también nos dice que “convienen todos los cantaores en que son antiguas y en que deben su origen a una cantaora de flamenco llamada Petenera”. Coetáneo y amigo de Demófilo, Francisco Rodríguez Marín señala que “entre los que a mediados de este siglo (XIX) cantaban, no para divertir sus penas, sino para buscarse la vida... en tertulias, tabernas y cafés figuraba, con muy bien ganado derecho, la Petenera, de cuyo nombre de pila no se ha conservado memoria. Había nacido en Paterna de Ribera (provincia de Cádiz), cantaba como los ángeles a decir de los aficionados y la llamaban la Petenera...”. También Hugo Schuchardt en 1881 en sus “Dies Cantes Flamenco” se hace eco de ese origen paternero de la Petenera.

Hasta no hace mucho, la primera referencia que teníamos de las peteneras databa de Noviembre de 1845, fecha en que Serafín Estébanez Calderón, “El Solitario”, publicaba por primera vez en las páginas de El Siglo Pintoresco su famosa Asamblea General, en la que nos relata una fiesta en Triana. En dicha fiesta participa una gitana de Cádiz, procedente del otro lado del mar, llamada Dolores que “entre las cosas que cantó, dos de ellas fueron muy alabadas. Érase una la malagueña por el estilo de jabera, y la otra ciertas coplillas a quienes los aficionados llaman Perteneras... Tocante a las Perteneras, son como seguidillas que van por aire más vivo, pero la voz penetrante de la cantaora dábanles una melancolía inexplicable.”.

Quizás fue esa Dolores la célebre Petenera de la que todos hablarán posteriormente, sin embargo, el 30 de Octubre de 1844, muy lejos de Andalucía, el Diario de la Habana recogía la noticia de que en el Gran Teatro de Tacón de Cuba un grupo de bailaores, a la conclusión de una comedia del género andaluz, pondrán en escena la función “La Petenera Gaditana”, que será cantada, acompañándose de una guitarra, por Agustín Reyes quien, recién llegado de Cádiz, ha cosechado un gran éxito con este género de canciones en sus teatros. Juzgamos como muy sugerente este anuncio del periódico cubano, dado a conocer por Ortiz Nuevo, pues creemos es lo suficientemente explícito con relación al origen de la petenera, ¿de qué otro pueblo podía ser La Petenera Gaditana sino del nuestro?.

Esta noticia de prensa nos indica que la Petenera era tan conocida que incluso sirvió de fuente de inspiración para ser llevada a los teatros en pequeñas piezas de género andaluz basadas en canciones, bailes y música andaluzas. Ya Schuchardt en sus “Die Cantes Flamencos” recogía el testimonio de una señora que, nacida en ultramar, recordaba haber oídos peteneras en su niñez. Y es que no es nada extraño, pues fueron muchos los andaluces, también paterneros, que partieron a las Américas tras su descubrimiento y con ellos también su música, canciones, romances, costumbres, etc. influyendo sobremanera en la aparición de numerosos géneros musicales americanos. En Méjico aún hoy en día, por influencia de esas peteneras andaluzas que viajaron con los marinos, soldados y comediantes españoles se conservan unos sones con el nombre de Peteneras cuyas letras son muy similares a las nuestras flamencas.

Aunque muy discutido y abierto el origen de las peteneras, dada la participación que hubo de tener en la gestación del cante flamenco las canciones populares, tonadas, romances, danzas, etc., hay que señalar la gran tradición de Paterna en todas estas expresiones populares, siendo significativo que José de los Reyes “El Negro”, cante el romance “Monja a la Fuerza” utilizando la línea melódica de la petenera, máxime si su padre, apodado “Tío Juan el de Paterna”, vivió en nuestro pueblo; de ahí el mote.

Estébanez Calderón en 1831 se lamentaba en otra de sus Escenas Flamencas, Un Baile en Triana, de que solo en la serranía de Ronda y en tierras de Medina y Jerez, donde nos incluimos, se podían aún oír antiguos romances moriscos musicados como el de Gerineldos, romances en los que posteriormente algunos flamencólogos han visto indicios de ser su melodía precedente de las peteneras.

Pero Paterna no solo es cuna de la Petenera, su gente atesora añejos fandangos bailables que se cantaban en los campos y ventorrillos, los llamados Fandangos de los Campos de Paterna, muy cultivados en “El Cañuelo”, pero también en Las Piletas, Las Vegas y otras cortijadas. Este cante de origen morisco, manifestación local de las muchas variantes que presenta el fandango flamenco, está emparentado con los verdiales de Málaga, con la particularidad de que son de los pocos que se conocen que se bailen en colleras y agarrado, a diferencia del Chacarrá y el Gazpacho que se bailan en colleras pero no asidos de la mano. Son cantes que cultivan los trabajadores del campo en los ventorrillos y cortijos al término de la jornada o en ocasiones especiales. En los eventos señalados los cantaores se acompañan de toda una “orquesta” para llevar a cabo estos cantes bailables: guitarra, pandero, almirez, canutos de caña abiertos a lo largo, cucharas, tenedores, botella de aguardientes, etc., y de un “cuadro de baile” formado por las mozas de los alrededores, aunque tampoco era necesario mucho acompañamiento y a veces el cantaor se “tiraba” a palo seco o respaldado por el toque de una guitarra. Estos fandangos tenían una importante función social tanto en bodas y bautizos como en los escarceos amorosos de los jóvenes pues los cantaores solían rivalizar por las mozas mientras estas bailaban insinuándose con piropos y coplas alusivas y comprometidas. Cultivaron estos fandangos paterneros: Andrés Moreno, Quisco Saborido, Chano “Tenería”, Cristóbal “El Cristo”, Manuel “Pullita”, etc. Y a la guitarra destacaron los hermanos Guillermo, Antonio y Blanca Granado Baños, que animaron muchas tardes y noches las fiestas que se celebraban en “El Cañuelo”, siendo muy requerida por las mozas esta última dado su toque alegre y ligero para el fandango bailable con un característico golpecito en la guitarra que iba marcando el paso a las muchachas.

Antonio Romero, gran conocedor del flamenco, la gastronomía, el torero, etc. y todo lo concerniente a las tradiciones, los modos de vida, el trabajo en el campo, etc. de Paterna, y al que seguimos en este bosquejo de la relación de nuestro pueblo con el cante, da noticias de que en Paterna y alrededores se bailaba antiguamente la Rampa, que con cierto ritmo parecido al Gazpacho, era ejecutada por los campesinos, y al igual que en los fandangos, los mozos mediante danza y cante, sacaban a las mozas del corro a bailar hasta formar todos parejas.

Muy arraigado también en nuestro entorno es el cante del labriego mientras realizaba las faenas del campo como la trilla, la siega, el arado, etc. Son los cantes de trilla, arrieras, caleseras, pajarotas, fandangos, etc., cantes que hacían los paterneros para hacer más llevadera la dura jornada que empezaba a las claras del día y terminaba cuando el sol trasponía.

Al término de la jornada, ya de noche, se reunían los trabajadores en las gañanías donde, en torno a un fuego, cantaban las llamadas temporeras, en las que un gañan a la voz de ¡voy! iniciaba su copla cuando otro terminaba la suya, originándose una animada rivalidad entre los cantaores que duraba hasta que la prudencia de la hora invitaba a irse a dormir.

Especial recuerdo merecen las garbanceras, que en grupos de 20 o 30 mujeres, partían andando a las 3 o 4 de la madrugada hacia Las Piletas, Las Vegas, El Lobatón, El Chorreadero, etc., cortijos cercanos a Paterna, entonando alegres coplillas tanto en el camino como durante el trabajo.

Destaca también nuestro pueblo, al igual que muchos pueblos andaluces, por el gran arraigo en la tradición de cantar saetas en las procesiones de Semana Santa. Y así refiere Antonio Romero como los cantaores paterneros Faisquito, León, etc. cantaban las saetas populares antiguas, contestándose unos a otros, saetas en las que percibe cierto aire de peteneras. También se cultivaban las saetas flamencas y hoy en día la nómina de aficionados paterneros a este palo, algunos con importantes premios, dan idea de la importancia del Flamenco en nuestro pueblo.

No podemos dejar de mencionar una costumbre muy antigua en Paterna, la de las serenatas, en las que los jóvenes provistos de bandurrias, guitarras, cántaros, etc., pasaban toda la noche cortejando con sus canciones y serenatas, yendo de una casa a otra, a las mozas solteras del pueblo.

Otra remota tradición paternera tenía lugar en la Nochebuena. Familiares y amigos se reunían en grupos para celebrar esta noche especial cantando por las calles villancicos hasta el amanecer, pidiendo el aguinaldo (dulces caseros y vino o licores) de casa en casa. También era costumbre en los patios de vecinos celebrar en Nochebuena las zambombás cantándose los villancicos tradicionales así como los flamencos. Y es que los paterneros han sido gente muy alegre, festera y participativa en todo este tipo de celebraciones señaladas, a pesar de las continuas penurias que a lo largo de la historia han venido soportando. Así por ejemplo el Carnaval fue una de las celebraciones populares que más auge tuvo en Paterna por la participación mayoritaria de su gente en las diferentes actividades carnavalescas propias de nuestro pueblo como las “mascaras”, los “pajareros” que hacían parodias, sátiras, y, sobre todo, las comparsas y las chirigotas, llamadas "murgas", cuyos ingeniosos maestros letristas como Juan Caña y su hijo Juan Caravaca, Antonio Vega o Cojo Cajilla, son aún hoy en día muy recordados.

A partir de los años 1930 proliferan en Paterna los espectáculos folclóricos flamencos que en un primer momento se celebraban en los patios más espaciosos de Paterna, como el Patio Ventura (c/ Cuna), Patio Carabina (c/ Ancha), Plaza de Abasto, Patio "la Coca" (c/ Padre Félix), Patio Garrido, Patio de los Periquitos, a los que los paterneros asistirán portando sus propias sillas. También se recuerda el Cine Orellana en la calle Cuna (cine mudo) donde actuó el guitarrista Manitas de Plata. En los años 60 el Cinema Rivera, con un aforo de 524 sillas, se llenará de gente atraídas por las compañías en las que estaban contratados los más afamados cantaores del momento. Así vinieron a Paterna Luquita de Marchena, La Niña de Antequera, Hermanos Murillos, Pepe Pinto, Niña de la Puebla, Juanito Maravilla, Niño de Aznalcollar, Juanito Valderrama, Dolores Abril, Manolo el Malagueño, Adelfa Soto, Niño de Alcalá, Antonio Molina, Canalejas de Puerto Real, Pepe Marchena, el Cojo Huelva, etc. Precisamente será en uno de esos patios donde debuta como bailaora en 1935 Lola Flores acompañándole al cante Tío Borrico de Jerez.

En la memoria de los mayores quedan lejos en el tiempo aquellos antiguos cantaores paterneros como “Piquito Dulce”, “Niño de la Traba”, "Barea”, “Tío Juan el de Paterna”, “El Sargento”, Andrés Moreno, Cristóbal “Carrasquilla”, Juan “Ramito”, “El Batanero”, “El Pavo”, “Enrique el Latero”, Cayetano Pérez (el hermano del Perro), ...

Por los años 60 llega a Paterna el Maestro Nacional D. Julio Mariscal que dará un impulso al cante en Paterna. El poeta de Arcos, inculcará a un grupo de jóvenes (Juan Gago, Serafín Galán, Diego Herrera, Bartolo Rodríguez, ect.) la afición por el flamenco, así como entrara en contacto con tres cantaores de Paterna (El Perro, Rufino y Niño de la Cava), convirtiéndose en un verdadero admirador y seguidor. Los tres cantaores tenían entonces sendos bares, donde el cante servirá de pretexto para reunir a numerosos aficionados, no solo de Paterna, y celebrar festejos flamencos que durarán toda la noche.

En 1972 se crea el Concurso Nacional de Cante por Peteneras, siendo los promotores Serafín Galán con Juan Gago y el Maestro Nacional D. José Martínez que procedía de Murcia y tenía conocimiento del Cante de las Minas y además era Teniente de alcalde del Ayuntamiento. Animaron e impulsaron la idea de organizar el Concurso el entonces Alcalde D. José Moreno, Machín como Concejal de Fiesta y Diego Herrera también Concejal, concurso que con los años convertirá a Paterna en cita obligada de los festivales flamencos veraniegos, consolidándose nuestro pueblo como la Cuna de la Petenera y redundando a la vez en un auge de este maltratado palo del flamenco. En estos años 70 El Perro de Paterna, Niño de la Cava y Rufino se profesionalizan, actúan por toda España, participan en concursos y ganan numerosos premios. D. Julio Mariscal trae a Paterna a Antonio Murciano para que los oiga y esto facilita las grabaciones de discos ya que Carlos Murciano, su hermano es el director de la R. C. A. y así llegan a ser los embajadores de nuestro pueblo por toda España.

Son años en que salen a la luz numerosos aficionados paterneros, el Concurso Nacional de Peteneras vive su máximo esplendor, Paterna es conocida en España entera por sus cantaores y las Peteneras, en definitiva años en que Paterna se consolida como pueblo cantaor, pueblo flamenco.

Llegan incluso a ganar el Primer Premio del Concurso Nacional de Cante por Peteneras cinco paterneros: El Luli, Rufino, El Cachorro, Chano Martín y El Ruiseñor.

En el recuerdo quedan los desaparecidos: Niño la Palma, Vicente Orellana, Juan Marín, La Latera, El Chorlito, Juan Almagro.

En 1981 nace la Peña Cultural Flamenca "La Petenera", siendo el Primer Presidente fue Juan Marín que dimitió antes de la legalización de los Estatutos, a continuación Bartolo Rodríguez, que estuvo poco tiempo, después Paco Romero y por último Placido Romero que lleva desde el año 83. La Peña tiene entre sus muchos logros el de ser una gran difusora del flamenco en Paterna, el trampolín de muchos aficionados al cante y entidad fundamental en la organización del Concurso Nacional de Cante por Peteneras, acogiendo en su sede todo el proceso de selección de concursantes y destacando la gran labor de Fernando Herrera en los últimos años en este cometido. Así mismo en la Peña se forma el Cuadro Flamenco “La Petenera”, que dirigido por Pilar Carrasco es todo una escuela de virtuosas bailaoras y bailaores flamencos como Rafi, Carmen, Rosi, Estefano, Pedro, etc. que hoy destacan y son admirados allá a donde van.

En 1982 se erige un monumento a La Petenera, que ya tenía el nombre de una calle en el pueblo, obra del escultor alcalaíno Jesús Cuesta Arana en la Plaza Constitución, en pleno centro histórico de Paterna. El monumento fue posteriormente trasladado a su ubicación actual en el Pozo Medina, lugar donde, según la tradición, iba la petenera a por agua.

En 1985 tres calles de Paterna reciben el nombre de los tres cantaores más afamados de Paterna: “El Perro de Paterna”, “Rufino de Paterna” y nuestro biografiado “Niño de la Cava”. Pero en las décadas de los 80 y 90 destacaron muchos más de los cuales casi todos aún cantan: La Pécora, el Petro "Ñiño de Paterna" , Diego Rosado “Jarano”, Martín, Natalio, Patiti, El Cani, Juan Chacón “Cafelito”, Pilar, Ortiz “El Gorrión”, Caracolillo, Monea, Domingo "El perro", Juan Rojas, Manolo "El Siriguilla", Dominguín, Domingo Arias, Peret, Andrés León, Diego Quiñónez, Chano " El Gitano", Carmen y Manuel " Los Meinatos", El Niño de la Codorniz, Juan Guerrero. Y en el baile Morenita y Perico el de Vitoria.

Esa gran tradición cantaora se continúa en Paterna en la actualidad con la aparición de jóvenes promesas que esperemos tengan suerte: Rafi, Niño de la Escalerilla, J. Márquez Ortiz "El Niño Rivera", etc.

13/10/08

LA CUNA DE LA PETENERA


Artículo de Francisco Gallo Puerto publicado en DIARIO DE CÁDIZ el 19 de Mayo de 1978

Parece que ha quedado definitivamente claro. De la actitud de los Paternas que se disputaban su paternidad -y valga la redundancia –se desprende un tácito acuerdo: el de Ribera sigue organizando, cada vez con más éxito, el Certamen Nacional de cante en honor de la "petenera ", y el otro Paterna se ha callado.

Queda pues establecido, más que por documentos históricos por la marcha de los acontecimientos, que el cante por "petenera" tuvo por cuna a un pueblecito blanco (que se asienta humildemente en una magnífica zona agrícola, que en verano y en invierno parece aplastado por el Sol, y que en invierno, en esos inviernos largos y tristes de la Andalucía rural, ha sabido de paro, de hambre, de escasez y de todo. Este pueblecito vivaracho y despierto es el Paterna de Cádiz; el de Ribera, Rivera o de la Ribera, que nadie se pone de acuerdo al llamarlo.

Parece un tanto lógico que fuera aquí donde naciera la petenera. Este cante serio, grande, llanto del pueblo, quejío del que sufre, saldría un día de la reseca garganta de un paternero o paternera consciente de sus miserias que cantaría en ese tono triste y de lamento que es propio ante males de solución imposible. Seguro que si las circunstancias no hubieran cambiado otro paternero de hoy, gran cantaor jondo, con el alma puesta en cada copla, hubiera inventado otro tipo de cante único, porque aún sin inventarlo a todo lo que canta da su sello “El Perro de Paterna”.

En Andalucía la baja, aparte de que la historia y la leyenda están tan mezcladas que no sabemos muchas veces hasta donde llega cada una, hay en ocasiones que olvidarse de la realidad e imaginarse cada uno a su manera, el origen de las cosas. La petenera existe, su cuna parece aclarada, su origen...¿ Quién sabe de verdad cómo fue su origen ?

Paterna es hoy un pueblo crecido en extensión, aunque no en censo. Parece que no pretende salir nunca de sus tres mil y pico de habitantes. Están, como decía un paternero grande, los cabales: ni necesitan más gente ni les sobra nadie. Este crecimiento en extensión ha ocurrido porque aquellos viejos patios de vecino, donde vivían hacinadas muchas familias, se han ido sustituyendo por casitas, con sala y dos alcobas -que dicen ellos- con su imprescindible patio y sus dos puertas. Todas las casas de Paterna tienen dos puertas, signo evidente de las ansias de libertad de sus moradores. Angustia del contrabandista que oía llamar a la "guardia" a su casa. Pero este crecimiento, aunque anárquico y sin planes urbanísticos, sino conforme ha ido pudiendo cada uno, ha sido un crecimiento sólido, hecho con dinero de emigrantes que fuera de nuestro país han vendido sus sudores. Emigrante que vuelve a venir porque sin el aire del “Visillo” no puede respirar. Quede bien claro, este Paterna crecido, de superior nivel económico y cultural -economía agenciada como hemos dicho y cultura por “impregnación ambiental”- es fruto del quehacer de cada uno. Nunca se le ha dado nada, a lo sumo un pasaporte y un contrato de trabajo en el extranjero. En el país han buscado la vida con su habilidad de raza despierta y han mantenido e1 empleo con su competencia.

Pero estamos hablando del paternero con edad laboral. Que dan los niños y los viejos, que en cierto modo participan de “esa vida” que el joven busca donde sea -¡de eso viven!- pero que no es muy halagüeño su futuro. Niño de Paterna que empiezas a pensar y ves tu futuro buscando peonadas donde puedas o tratando de conseguir un contrato de trabajo en e1 extranjero, no serán muy felices tus sueños. No verás muy claros tus proyectos cuando te des cuenta de las dificultades que te rodean. Viejo paternero, paternera curtida por muchos años de trabajo al sol caliente de los veranos implacables. Garbancera que has aprovechado muchas cabañuelas en" Los Arquillos", "El Chorreadero" o "Las Vegas". Hoy momias enjutas de corazón faraónico a las que mantiene vivas el temperamento. Viejas legendarias que nos recuerdan los nombres de "La Farola", "La Oña" o; "La Carla". Una como vosotras sería la petenera del cante. La que esperando a la muerte en la puerta de su cuarto, lloraba cantando. Porque el cante por petenera es llanto, lamento del pueblo herido y cansado de luchar. Resignado a la muerte sin saber lo que es la vida. Muriendo eternamente después de vivir muriendo.
Pensamos además que la petenera ha de sonar mejor en los silencios de las tardes de verano a la hora de la calina, o en los tristes atardeceres lluviosos del mes de los muertos. Pero sus ecos repetidos en "La Silera", “Fuente de la Cabra” o "El Toyo", porque sus escasas tierras todas saben de esos ecos lastimeros con que el paternero viejo, el de los tiempos de contrabandistas y mochileros, cuando no sabía que existían fábricas en Cataluña y Europa, cantaba sus penas y lloraba cantando. Eran los tiempos en que los límites de su mundo coincidían con los de su término municipal: “Cerrillo Jerez”, "El Gusmeo" y "Peña Bastida".

Paterna el de Cádiz, de Ribera, Rivera o de la Ribera, que nadie se pone de acuerdo al nombrarte. Nacistes pobre porque no fueron generosos contigo tus fundadores. Se preocuparon tan poco de ti que ni tu apellido saben con certeza la mayoría, pues aún tienes un matasello en tu cartería rural poniendo "de la Ribera", cuando la Ribera más cerca que tienes es la del “Arroyo Lejos”. Tú sola, y por esas azarosas combinaciones que se dan en la vida de los pobres, has tenido hijos grandes: magníficos obreros, buenos artesanos, ilustres militares y hombres de ciencia que en su modestia han mantenido tu nombre con orgullo. Y cuando los perros de Calero han pasado a la historia y las aguas medicinales casi nadie se acuerda ni donde estuvieron, viene la petenera a recordar a las gentes tu existencia. Tu supervivencia a pesar de que no se te ha cuidado mucho para que sigas viviendo. Tu vigor para superar tanta mediocridad como te ha tocado soportar.

Esa "pena negra" lorquiana que forma parte de la leyenda del Sur, ese embrujo trágico que se respira en las historias de Andalucía, es la resultante de muchos Paternas. Pueblos que lloran cantando. Viejos locos que duermen al sol porque saben que despiertos es peor. Que mezclan en sus coplas sus sueños y vivencias y que de todo ello salen historias raras que sólo entendemos los andaluces.

Merece que los poetas hagan con tu historia una petenera clamante para que" El Perro" la cante siempre, porque si es grande la petenera, grande es también la cuna que la parió.

9/10/08

CREACIÓN DEL CONCURSO NACIONAL DE CANTE POR PETENERAS

A continuación reproducimos el punto décimo del acta del pleno extraordinario celebrado el día 24 de Abril de 1972 por la corporación del Ayuntamiento de la villa de Paterna de Rivera, en el que se acordó crear el CONCURSO NACIONAL DE CANTE POR PETENERAS. Formaban la corporación municipal el Alcalde José Moreno Alconchel y los Concejales Diego Herrera Gómez, José Moreno Martínez, Felipe Barrera Tejedor, Antonio Gago Naranjo, Juan Pérez Jiménez, Antonio Pérez Pérez, Francisco Romero Mota, Antonio Ruano Rosado y Manuel Ruano Rosado, siendo el Secretario Ubaldo Nuño de la Rosa Morjelina.


"DÉCIMO: CONCURSO SOBRE ARTE FLAMENCO. PETENERAS

El Sr. Alcalde hizo mención ampliamente a nuestra canción popular “La Petenera” a quién se le atribuya su nacimiento y cuyo nombre dicen derivarse de estas tierras, siendo propósito de la Alcaldía elevar esta copla y extenderla por toda España. Todos los reunidos manifestaron con júbilo la propuesta y por unanimidad se acordó:

1º.- Acordar en firme la creación de un concurso anual de Peteneras, con carácter nacional a base de cantos, bailes y guitarras relacionados con la Petenera.

2º.- Que dado por asentado la organización de este concurso, se constituya una comisión especial, requiriendo los componentes de Fiestas y Festejos tenientes de alcalde y la cooperación de dos flamencólogos.

3º.- Patrocinar la iniciativa de este ayuntamiento estableciendo tres premios en metálicos consistentes en 15.000, 10.000 y 5.000 pesetas y ponerlo en conocimiento de los Ilms. Sres. Presidente de la Diputación Prov. Y Delegado Sindical de Información y Turismo.

4º.-Autorizar a la Alcaldía para cumplimentar los demás requisitos legales que sean necesarios y sufragar, en principio 30.000 ptas. con cargo a la partida 2.1405 del presupuesto corriente."

8/10/08

COMO SURGIÓ LA FIESTA DE LA PETENERA

Artículo de SERAFÍN GALÁN ZOTANO publicado en la Revista "El Alcaucil" Nº 1 de Paterna (Cádiz) en Noviembre de 1988.
La idea de contar esta pequeña historia de cómo surgió la Fiesta de la Petenera me la dio la portada del primer número de esta revista y una conversación con el Director de la misma. Así que aquí estoy, amigo lector, dispuesto a contar mi verdad sobre como se hizo la Primera Fiesta de la Petenera.

Dos o tres años antes de poderse llevar a buen fin el Concurso se me ocurrió la peregrina idea de organizar un Certamen Flamenco en nuestro pueblo

Por aquel entonces era yo un “fiebre” del flamenco y asiduo acompañante de mi amigo Antonio Pérez “El Perro” a todos los festivales en los que actuaba, que eran muchos a lo largo del verano.

Recuerdo que por aquellos años era un joven inquieto y metido en todos los “fregaos” que en Paterna se organizaba por lo que era bastante conocido en el pueblo, cosa que ahora, por desgracia para mí, no ocurre, ya que ni soy tan conocido ni tan joven, pero seguro que muchos me conocen y otros ha oído hablar de mí. Omo decía antes acudía entre bastidores a muchos festivales con lo que fui aprendiendo los entresijos de estos tipo de espectáculos, así que un buen día cuando consideré madura la idea y con la espontaneidad y osadía de los jóvenes le propuse la idea al Sr. Alcalde Don José Moreno Alconchel al que, quizás por la sorpresa o por mis pocos años , no le gustó la idea, pero yo no me di por vencido y seguí insistiendo hasta que un buen día, creo que fue en una fiesta del Pilar, el Sr. Moreno Alconchel me dijo que hablara con mi compañerote profesión José Martínez a la sazón teniente de alcalde. Comprendió mi idea y hasta kl mejoró con la experiencia que él tenía de los concursos que se hacían en su tierra (Murcia).

Enseguida llegamos a la conclusión de que deberíamos hacer un CONCURSO NACIONAL DE CANTE POR PETENERAS, por lo que yo debía confeccionar una proyecto y un presupuesto que él llevaría al pleno del Ayuntamiento.

Aunque tuvo que vencer algunas dificultades al final consiguió una subvención de 30.000 Ptas. y la creación de una comisión que estaría presidida por el Alcalde y formada por José Martínez, Juan Gago y Serafín Galán; puede que algún otro pero a la hora de la verdad quedó reducida a nosotros tres, pero siempre con el respaldo del Sr. Alcalde que tuvo que soportar presiones para que nuestra comisión trabajase independientemente del Ayuntamiento.

Puestos a trabajar y luchar comenzamos los tres miembros de la comisión. Pepe Martínez con su entereza, su tranquilidad y personalidad era el que apaciguaba los ánimos; Juan Gago, mi gran amigo, mi inseparable amigo de aquel tiempo, era el que llevaba el control de gastos de una forma que debería servir de ejemplo a los organizadores de cualquier evento; y yo que me movía en los ambientes flamencos cosa que mis dos compañeros y amigos hicieron después.

Confeccionamos las bases, buscamos concursantes enviando cartas a las peñas, pegamos carteles por bares y ventas de toda la provincia, montamos y decoramos el escenario, visitamos peñas, emisoras de radio, organismos oficiales y también colocamos las sillas, creo que no nos faltó nada más que cantar, pero conseguimos que todo saliera a la perfección.

Quiero dejar bien claro que aunque la idea fue mía si Pepe Martínez, Juan Gago y en la sombra Don Diego Herrera (q.e.p.d.) y el Sr. Alcalde Don José Moreno Alconchel el Concurso, así era como lo conocíamos no hubiese llegado a “nacer”.

También desde estas páginas deseo agradecer a Pepe Marín, buen amigo y gran profesional de la radio su esfuerzo en este primer concurso, creo que todos en Paterna le debemos algo a Pepe Marín, para él que la Petenera era algo suyo y entrañable.

Así, amigo lector, que hasta aquí has llegado fue como surgió lo que ahora está hundido, porque hubo tres personas sensatas, que luchamos juntos para conseguir lo mejor para nuestro pueblo, sin ánimo de lucro ni de honores, pero sí luchamos por l Petenera fue por que era el alma de nuestro pueblo y solo al final quiero dejar bien claro otra cosa si los que se hicieron cargo de la Petenera hubiesen seguido el camino señalado hoy no nos estaríamos preguntando.

Y este año, ¿habrá Petenera?


4/10/08

¿Por qué razón las peteneras se llaman así?

Este pequeño artículo apareció en la sección “Averiguador Universal” del semanario madrileño ALREDEDOR DEL MUNDO Nº 491 publicado el 28 de Octubre de 1908, en la que los lectores remitían preguntas interesantes sobre Historia, Geografía, Filología, Historia Natural, etc. que otros lectores contestaban. Como puede comprobarse Ramiro del Castillo prácticamente reproduce la respuesta que “Demófilo” expuso en su antológico libro “Colección de Cantes Flamencos”.


A la 4810.- ¿Por qué razón las peteneras se llaman así?

Las peteneras fueron inventadas por una célebre cantadora de flamenco que allá en los comienzos del siglo pasado hizo mucho furor en Andalucía, y a la que se conocía con e apodo de la Petenera.

Este curioso nombre debíalo la cantadora al hecho de ser de Paterna de Rivera, provincia de Cádiz. Ya se sabe que el vulgo de aquella española no es del que habla un castellano muy castizo. No solamente emplean palabras extrañas a nuestro idioma, si no que las de éste las desfiguran al pronunciarlas de modo lamentable. Así dicen “dejince” por esguince, y “beriera “por vidriera. Del mismo modo, a la cantadora de Paterna, cuyo verdadero apodo era Paternera, convirtiéronla unos en “Peternera” , otros en “Patenera”, y los más en “Petenera”, que fue la forma que subsistió.

Hay quién cree que dicha cantadora era cubana y también quién la supone malagueña, pero si admitiésemos cualquiera de estas hipótesis, no tendría razón de ser su primitivo alías de “Paternera”.

Aunque nada tenga que ver con su origen del nombre, puedo añadir que el célebre cante andaluz tardó mucho en hacerse popular, no poniéndose de moda en Sevilla hasta el año de 1879.

Madrid. RAMIRO DEL CASTILLO.

2/10/08

EN TORNO A LA PETENERA

Artículo publicado en DIARIO DE CÁDIZ por Fernando Quiñones (desconocemos la fecha)

Como el fandango (puesto que, al fin y al cabo, al igual que las malagueñas o las granadinas, las cartageneras o las rondeñas, no es más que un fandango evolucionado y transformado), la petenera y su calidad se parecen al arroz en que saben a lo que se le eche, al modo de aquel “excipiente neutro” de que nos hablaban las viejas etiquetas de farmacia y que sólo servía para depositar en él las sustancias valiosas y efectivas que acompañaban al producto. Si hay casta en el “cantaor”, si hay fondo de cante en él, la petenera quedará potenciada y engrandecida por su arte; si no los hay, no pasará de ser un objeto menor, extraviado en el enorme almacén del flamenco.

Después de su muy posible y mítica creadora, “Dolores la Petenera» (dicen que de nuestra Paterna de Ribera) y del ensanchamiento con que, en las primeras décadas de este siglo, le aplicó 'Pastora Pavón “Niña de los Peines”, su enorme personalidad, la petenera tiene en nuestros días intérpretes muy valiosos; creo que el primer “resurrector» del género, el que, en la postguerra y a mediados de los cincuenta, la extrajo y expandió todas sus posibilidades, fue el jiennense Rafael Romero, a través de aquella célebre y aún vigente ..Antología del Cante Flamenco», que fue la primera recopilación importante de los distintos géneros y que obtuvo en París el I Premio de la Academia del Disco. Actuales y excelentes intérpretes de la petenera, los hay en cantidad. Quiero acordarme, en justicia y no en amistad, de Pepe Menese, y de Luis de Córdoba, que también las hace muy bien; no digamos, en lógico peso de responsabilidad y patria chica, de “El Perro de Paterna”.

Y la petenera tiene un sitio largo en la poesía y en la narrativa españolas. Tal vez porque, aparte de los buceos etimológicos (al parecer descaminados) paternera-petenera, su nombre suena y sabe a pueblo, a limón y a cuchillo. Al parecer Arcadio de Larrea, el su último libro “El flamenco en su raíz” (Editora Nacional) desliza datos y sugerencias como para hacernos sospechar que la petenera pueda tratarse de un estilo más deslocalizado y más antiguo de cuanto lo veníamos pensando. Pero, al margen de ello, y lo que por fin importa, es la breve y bella entereza de este cante, sea a petenera “sencilla” o la “doble”, aquella de la “Niña de los Peines”. En realidad y como ya se dijo:

“No hay cante chico no grande
lo que cuenta es la grandeza
de quien lo vive en las carnes”